Solidaridad Antiacoso Laboral

Si nos necesitas , te necesitamos....
Somos una asociación libre e independiente sin ánimo de lucro que se une a todas aquellas otras que desde hace tanto tiempo luchan por los Derechos Humanos.
Nuestra central está en Murcia , desde aquí formamos parte de esa amplia red de personas concienciadas en la elaboración de un mundo más justo para todos , sobre todo para aquellos que desarrollandose en la desigualdad tienen derecho a asumir el Estado de Bienestar del que tanto hizo gala el siglo XX y del que se continua haciendo alarde en el XXI.
Contra la discriminación y por la Igualdad de oportunidades ante la cultura , el trabajo, el ocio, el afecto, el arte y cualquier manifestación social que suponga el desarrollo y enriquecimiento personal del ser humano.
La discriminación de la mujer, la integración de las minorías , la igualdad de oportunidades de los discapacitados , la persistencia implícita del machismo cómo cultura feroz neolítica que sigue constituyendo "el aval" a erradicar.
Nos presentamos cómo sociedad cúyo primer eslabón es la lucha contra el acoso laboral . Y desde aquí te damos la bienvenida y te invitamos a contactar con nosotros y nosotras .
Si nos necesitas, también te necesitamos.


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martes, 22 de enero de 2008

A base de insultos...


El despertar de un sueño profesional a base de insultos
Acoso. Alicia era directora del área de Andalucía Oriental. J. Albiñana

Una joven directiva malagueña denuncia un año de humillaciones y descalificaciones que terminó con su despido el pasado 28 de septiembre
I. ALJARO. MÁLAGA ¿Qué cantidad de humillaciones, insultos y descalificaciones puede soportar una persona hasta gritar basta? Desgraciadamente la mayoría de las veces es la necesidad económica la que marca la pauta. En otras ocasiones -cada vez más- la dignidad consigue empujar con fuerza para que se dé el paso, aunque asuste. Alicia Huertas pertenece a este último grupo. Esta joven malagueña dirigía las oficinas de Andalucía Oriental de la compañía holandesa Randstad hasta que el pasado 28 de septiembre la despidieron por motivos que considera improcedentes y en los que alega acoso laboral. El próximo 6 de febrero el juez decidirá."He dedicado a la empresa once años de mi vida en los que nunca he tenido problemas con nadie", cuenta. Hasta que llegó su último jefe, quien, asegura, le fue erosionando la autoestima, le hizo perder ocho kilos y le obligó a comenzar un tratamiento con ansiolíticos tras varias crisis de ansiedad y un ingreso hospitalario en Sevilla.Según relató a La Opinión de Málaga y consta en el escrito remitido al juez, las primeras tiranteces entre ella y su jefe comenzaron poco después de que éste fuera promocionado en diciembre de 2005. "Los primeros meses la relación era buena, pero en un viaje juntos a Marbella, me comentó que se había quedado sorprendido con mi salario, que cómo había llegado a esa cantidad siendo mujer, y en Andalucía, que él sólo cobraba un poco más". Ella no dijo nada entonces. Los primeros insultos ya la tildaban de "profesional incompetente que quiere huir a otro proyecto". En realidad, Alicia aspiraba a participar durante un par de meses en un proyecto solidario de la Fundación Randstad al que finalmente no fue por sentirse presionada. Su jefe rechazó su propuesta de delegar sus responsabilidades en dos personas -una mujer y un hombre- durante el tiempo que ella estuviera fuera. "No quiero más mujeres manager", recuerda que le dijo.El tono de las descalificaciones fue subiendo hasta llegar a decirle en otro viaje que "el director general pensaba que era una mierda, una engreída y que él pensaba lo mismo". "Me dijo que todos mis compañeros pensaban igual, que nadie me soportaba porque era muy competitiva e inhumana". Y así una tras otra, cuenta. "Me degradaba profesional y personalmente, incluso me dijo una vez que no llevara tacones, me recriminaba que hablara con jefes superiores sin consultarle a él antes, que participara en eventos a los que me invitaban... Eso sí, nunca lo hacía delante de los demás. Era bastante cínico y también me enviaba mensajes de felicitación por mi trabajo, pero cuando se negociaron las subidas salariales, yo fui la única que no tuvo, ni siquiera el IPC, porque decía que ya cobraba bastante", denuncia.De la incredulidad, Alicia pasó a la impotencia y a la depresión. "No podía hacer nada, mi autoestima estaba por los suelos, me había vuelto insegura, obsesionada con el trabajo y con miedo a equivocarme". Una nueva humillación en Sevilla y el inmediato ingreso en el hospital por una crisis de ansiedad severa le hacen decidirse a denunciarlo por acoso laboral en una comisaría sevillana. Tres días después le llegó un burofax en el que le comunicaban su despido.Denuncia. Decepcionada y dolida, la joven directiva ha denunciado a Randstad por "incumplimiento de preservación de mis derechos fundamentales" y por despido nulo. La empresa, por su parte, considera que se trata de un desacuerdo entre el trabajador y la compañía y prefiere esperar la celebración del juicio. Si el juez considera la improcedencia del despido, el caso de Alicia sería uno más de los muchos que desafortunadamente se dan, apunta Pilar Oriente, delegada del Instituto Andaluz de la Mujer en Málaga: "Son producto de la sociedad patriarcal en la que todavía vivimos y hay que denunciarlos para que no se permitan", anima.

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.Trinidad Pastor.